Llamados en Cristo

Dios nos llama a ser suyos, a caminar con Él, a servirle, a representarle, a crecer a su semejanza. Así como Jesús caminó junto al mar de Galilea y les lanzó a Pedro, Santiago y Juan el desafío: "Seguidme" (S.Mateo 4:19), también oímos su voz en nuestros días. ¿Nos levantaremos, como aquellos pescadores de antaño, y lo seguiremos, dejanlodo todo?

El llamado de Dios no viene en términos generales. Él nos llama a vivir una vida muy especial. Las Escrituras nos presentan claramente la preciosa verdad de que Él nos llama a vivir nuestras vidas "en Cristo". Tenemos sólo dos opciones. De acuerdo con la Bilbia, dos individuos -Adán y Cristo- resumen y abarcan a todos los que alguna vez hayan vivido en esta tierra. "Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cointios 15:22). Todos estamos 'en Adán' por nuestro nacimiento, de él obtuvimos el pecado y la muerte. Pero la gloriosa verdad del Evangelio es que Jesús murió por todos nosotros, ¡y estuvimos 'en Él' en la cruz! Dios ha puesto la justicia y la vida a nuestra disposición, a la de aquellos que están en Él.

Durante las siguientes 8 sábados describiremos varias experiencias, o aspectos, a los que Dios nos llama. Quizá los títulos te parecerán redundantes, pero es para recortarte un punto vital: cada llamado es 'en Cristo', porque sólo en Él podemos arrepentirnos, encontrar seguridad, ser victoriosos y compasivos, testificar, esperar su venida, ser reavivados y triunfar. Sólo en Cristo, nunca en nosotros mismos.

Es nuestro deseo que tanto tú, como los que te rodean, sean llenos de las bendiciones de nuestro Señor, y que el amor de Cristo impere en sus corazones; porque, mientras escojamos a Cristo, permaneceremos en Él.